10 de Abril de 2011
¡Sorpresa!
El domingo surgió algo inesperado, aunque ciertamente lo deseaba desde hacía tiempo.
¡La gran quedada! Laura, profesora de teatro de mis años mozos, vino a Madrid desde Alicante para realizar un cursillo durante el fin de semana. Tan solo le quedaba libre el domingo por la tarde y sin pensárselo dos veces convoco a todo el grupo de teatro de entonces. Acudimos, los que pudimos, a la llamada de la que fue maestra, amiga, colega y confidente.
Poco a poco fuimos apareciendo en casa de Mely, también alumna y amiga de nuestros principios como actores en busca de un papel. Es curioso ver como algo que se forjo en la lejanía, pasó a ocupar su espacio en pocos minutos. Risas, abrazos, lágrimas y millones de palabras inconexas, trocaron el momento en algo mágico.
Las fotos sellaron el momento y la promesa de volver a repetir el evento. Yo quede satisfecha, me sentí como hacía tiempo no me había sentido.
Cuando llegue a casa me mire al espejo y vi el brillo que había en mis ojos y llore de alegría, en silencio, dando gracias a quien quisiera cogerlo al vuelo y me jure que esta vez no iba a pasar tanto tiempo. Pensé que no era bueno espaciar los encuentros, y perdernos la sonrisa, el abrazo, el cariño de los que nos conocen bien por dentro.
Aunque no debería decirlo: ¡Bendito Facebook, que convoca, muestra y encuentra amigos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario